- Una liderada por la Gran Logia Unida de Inglaterra (UGLE);
- Otra, por el Gran Oriente de Francia (GODF).
La legitimidad de origen es esencial para que una Obediencia o Potencia Masónica sea considerada regular. Esta legitimidad de origen implica que cualquier nueva Obediencia deba recibir el certificado o transmisión de regularidad de otra Obediencia regular, considerándose a la antigua Gran Logia de Londres como la obediencia de la que emana en principio tal regularidad. Sin embargo, tanto el Gran Oriente de Francia como la Gran Logia Unida de Inglaterra, teniendo su origen ambas en esta fuente legítima, expresan de forma distinta los principios de la regularidad masónica.
La Gran Logia Unida de Inglaterra estableció en 1929 los siguientes criterios, vigentes en la actualidad, que deben cumplir las obediencias que deseen obtener su reconocimiento:
La obediencia debe haber sido legalmente establecida por una Gran Logia
regular o por tres o más logias bajo los auspicios de una Gran Logia regular.
Ha de ser realmente independiente y tener autogobierno, con autoridad no
discutida sobre los grados simbólicos de la Francmasonería (es decir, aprendiz,
compañero y maestro) bajo su jurisdicción y no ha de estar sometida de ninguna
otra manera ni compartir soberanía con ningún otro cuerpo masónico.
Los francmasones bajo su jurisdicción han de ser hombres y ni ella ni sus logias han
de tener contacto masónico con logias que admitan la membresía de mujeres.
Los francmasones bajo su jurisdicción han de creer en un Ser Supremo.
Todos los francmasones bajo su jurisdicción han de asumir sus compromisos
sobre el volumen de la ley sagrada (la Biblia) o a la vista de él o del libro
considerado sagrado por el que realiza el compromiso.
Las tres "Grandes Luces" de la Francmasonería (es decir, el volumen de la ley sagrada, la escuadra y el compás) han de estar expuestas cuando la Gran Logia o sus logias subordinadas estén abiertas.
La discusión sobre religión o política en sus logias ha de estar prohibida.
Debe adherirse a los principios establecidos (los antiguos "landmarks" o "marcas de referencia") y las costumbres de la Francmasonería y debe insistir en que sean observados en sus logias.
En aplicación de estos principios, la Gran Logia Unida de Inglaterra y las obediencias de su línea aplican el criterio de reconocer una sola obediencia en cada país o estado. A pesar de que hay algunas excepciones, esto implica que algunas obediencias que cumplen por completo el resto de los principios de regularidad de la Gran Logia Unida de Inglaterra, no tengan su reconocimiento por haber ya otra obediencia reconocida en el mismo país e interpretarse entonces que falla el principio de "autoridad no discutida" sobre el territorio de su jurisdicción.
Por su parte, el Gran Oriente de Francia, no acepta estos criterios por considerar que se contraponen al artículo primero de su Constitución que reza:
La Francmasonería institución esencialmente filantrópica, filosófica y progresiva, tiene por objeto la búsqueda de la verdad, el estudio de la moral y la práctica de la solidaridad; trabaja por el mejoramiento material y moral, y el perfeccionamiento intelectual y social de la Humanidad.
Tiene por principios la tolerancia mutua, el respecto a los otros y a sí mismo, la libertad absoluta de conciencia.Considerando las concepciones metafísicas como del dominio exclusivo de la apreciación individual de sus miembros, rechaza toda afirmación dogmática. Tiene por divisa: Libertad, Igualdad, Fraternidad.
El enfoque del Gran Oriente de Francia respecto a las relaciones masónicas es distinto, puesto que no ha considerado necesario establecer ninguna condición "a priori", a aquellas Obediencias a las que otorga su reconocimiento, basándose sólo en su regularidad de origen, y en la autoridad de sus Grandes Asambleas anuales, reconocida por el artículo 39 de las Constituciones de 1723, para establecer sus propias regulaciones. Se basa, por tanto, más en la coincidencia de principios y objetivos que en la adecuación a un marco preestablecido para establecer sus relaciones.
El asunto de la regularidad, no obstante, no queda cerrado con lo que se ha expuesto hasta aquí. En primer lugar, a veces se confunden regularidad y reconocimiento. No existe en el mundo una cúpula directiva de la Masonería, siendo todas las obediencias libres de establecer relaciones de mutuo reconocimiento con cualesquiera otras.
Tanto la Gran Logia Unida de Inglaterra como el Gran Oriente de Francia lo único que hacen es establecer los criterios en que se basan para reconocer a otras obediencias y establecer relaciones con ellas. De ningún modo obligan a las demás, por más que la universalidad y el establecimiento de relaciones y acuerdos internacionales sea un apreciado valor de la Masonería. No faltan, por otra parte, masones de la opinión de que la Masonería es un sentimiento y que no es necesario el reconocimiento de ninguna de las grandes corrientes para ser regular.
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